Cuando mi hermana Tita empezó el blog despertó en mí una debilidad por las fotos de la comida, de hecho, era tanto mi interés que al año me invitó a ser parte de Espacio Culinario. Nunca imaginé por los caminos que me iba a llevar este «pasatiempos». Agradezco profundamente a mi hermana por abrirme esta puerta e ir caminando juntas.
Poco a poco fui introduciéndome en la fotografía culinaria, pese a que estudié Arte nunca tomé un curso de foto… y quizás fue mejor, porque a veces las escuelas tienen un estilo muy marcado del que después es muy difícil alejarse. Además en ese entonces no hubiese pensado que había toda un área dedicada a la comida y que la tendencia estaba cambiando a lo natural.
Fue así como tomé mi barco y comencé a navegar por cientos de blogs, cada uno con sus tendencias culinarias, traspasando sus aromas y sabores por medio de la composición, texturas, colores e iluminación. Me compré libros en EEUU, los que fueron un impulso para hacer de este pasatiempos algo más serio.
Por otro lado mi hermano Gonzalo (que quizás ya hayan leído de él en este blog) le encanta la fotografía, como buen ingeniero maneja a la perfección la técnica. Gracias a él he invertido en buenas cámaras, lentes y he aprendido muchas cosas como poder calcular la Profundidad de Campo con una aplicación para el celular y así obtener un resultado óptimo. Porque claro, a veces uno sólo quiere mostrar un detalle milimétrico de una flor, pero a veces una empresa te pide tomarle fotos a un producto y ellos no van a querer que esté fuera de foco su producto.
Incluso con mi hermano hice un curso de Iluminación artificial (flashes y todo lo que sea un estudio de foto como muchos pueden imaginar). De esto aprendí mucho como también aprendí que definitivamente no me gusta la luz artificial. Recuerdo una vez que fui a sacar unas fotos para Spazio 1 (de Petrobrás) y no entendían dónde estaban mis equipos «Todos los fotógrafos que han venido siempre vienen con muchos flashes, etc«, yo no los tenía ni hasta el día de hoy tengo intenciones de tener. Y esto no te hace menos profesional. Esta es una de las cosas que puedo reafirmar luego del workshop.
¿Me estoy yendo por las ramas? Uf sí, siempre he sido así (los que me conocen deben estar riéndose al otro lado de la pantalla). Pero es que quiero contarles la historia completa. En mi búsqueda encontré algunos referentes que se transformaron en mis mentoras o maestras (sin conocerlas ni ellas a mí):
- Entre ellas está la española Aran Goyoaga, quien vive en EEUU y tiene el blog Cannelle et Vanille, este fue uno de los primeros blogs que conocí que me dejó con la boca abierta ¡qué maravilla poder captar todos esos colores tan vibrantes!
- Luego quedé sorprendida con el trabajo de la francesa Hélène Dujardin del blog Tartelette, de quien además compré su libro «Plate to Pixel».
- También me llamó mucho la atención de otra francesa, Beatrice Peltre del blog La Tartine Gourmande, sus colores y la forma de transmitir un estado de humor liviano y alegre.
- Roost fue un blog que me marcó por sus fotografías muy oscuras, que transmiten algo muy especial: pesado, intrigante, serio… Hoy ya no tiene muchas fotos de comida, pero en este link pueden ver al tipo de foto que me refiero.
- La chilena Araceli Paz ha hecho de la fotografía culinaria un producto de exportación. Cada vez que veo en una revista chilena una foto que me llame mucho la atención es de ella.
Podría seguir con esta lista eternamente, pero creo que ellas son el #girlpower del food styling & photography para mí. Y bueno, siguiendo estos blog vi que hacían workshops, pero siempre duraban uno o dos días y no valía la pena pegarse tremendo viaje por un día. Por eso en el verano cuando vi que en La Tartine Gourmande que iba a hacer un workshop de 6 días en East Sussex dije «es ahora«. Le dije a mi pololo «no estoy segura ¿Valdrá la pena gastarse esa plata?» y el me respondió «hace tiempo estás obsesionada con hacer esto. ¡Hazlo! Es el momento». Así que rápidamente le escribí a Bea para inscribirme. Ya estaba listo.
Cuando llegué en marzo de vuelta a clases (soy profesora de arte) la directora nos comunica que tenemos bastantes vacaciones así que por favor organizáramos nuestros viajes en esas fechas…. Oh ou…. mientras decía eso y me enterraba cada vez más en mi asiento. Tenía que pedir permiso para salir una semana. Pero son comprensivos y cuando planteé mi caso no hubo problemas.
El tiempo pasó rápido y me subí al avión camino a UK (ya había estado una vez en Londres por 2 meses y no es mi ciudad favorita). ¿Valdrá la pena? ¿Aprenderé cosas nuevas? ¿Cómo irán a ser las otras personas que asisten a este workshop?
Uf ¡¡Si que valió la pena!! Podría decir que las cosas que Bea nos enseñó no eran 100% nuevas, pero son esas cosas que uno intuye y no se siente seguro. Fue interesante conocer como ella trabaja en EEUU con la fotografía de comida. Como también un poco decepcionante de lo diferente que es en Chile: la mayoría de las veces te dicen que no tienen presupuesto, por lo que uno termina haciendo cosas por un precio que no es tu valor. Y si no cedes, pueden elegir a otro.
Bea nos hizo tomar fotos a elementos que muchas veces es difícil de hacer ver bien en una foto como es el pescado o las sopas. También fuimos a terreno a fotografiar un lugar de ahumado artesanal y visitamos una granja donde uno mismo puede cosechar sus frutas y luego se pesan y se pagan. Es decir, estuvimos en todo tipo de contextos lo que nos hizo poner a prueba nuestras habilidades y poder aprender de todos los que estaban ahí.
En conclusión, el fotógrafo de comida no necesita tener un certificado sino que debe hacerse su nombre por medio de la práctica, observación y espíritu de esfuerzo, aprendiendo constantemente de blogs, revistas, etc. Y en algún minuto uno debe sentirse seguro y con la confianza de decir «Sí, soy una estilista y fotógrafa de comida, sé cómo hacer que la comida se vea linda y apetitosa«. Y si el que escucha eso duda, entonces puede ver tu portafolio.
Y como dicen, siempre se aprende de los viajes. Claramente mi maleta de vuelta llegó con mucho más que unos platos que compré para las fotos, traje también todo lo que aprendí de las personas que asistieron a este Workshop. Partiendo por Bea, quién ha llegado donde está hoy por su trabajo persistente, detallista y metódico. Leigh fue quien vio la logística y fue sorprendente, no hubo errores. Allison nos cocinaba, me impresionaba que pese a sus 50 y tantos siempre tenía una sonrisa (estaba en la cocina desde las 6am hasta las 1pm) y como si fuera poco, creo que nunca había comido tantas cosas ricas en una semana.
De las alumnas a las que conocí más de cerca fue a Marisa, quién vive en Suecia y tiene una historia que no contaré, pero es muy conmovedora, pasó por momentos muy difíciles y aún así es una persona que tira para arriba, positiva, alegre y tierna. De hecho ella me insistió en que hiciera «videorecetas» jejejeje. También Regina fue un gran apoyo porque vive en EEUU, pero es brasilera y creo que a veces nadie entendía mi humor así que fue ideal contar con la compañía de un latinoamericano. Zoe es suiza, casada con un egipcio y enfermera de urgencias, con ella no paramos de reír. Y otras compañeras de EEUU y una de China… cada una tenía sus propias historias, algunas que realmente «te tocan la fibra» y me han hecho mirar mi vida de otra forma… este viaje fue como un terremoto emocional, me ha hecho cuestionarme muchas cosas y creo que aún no tengo las respuestas.
En conclusión ¿Valió la pena? Si que sí valió la pena. Y en resumen, puedo decir que soy una Food Stylist & Photographer ¿alguien necesita que le haga unas fotos? 🙂