Torta Selva Negra

Vista a las montañas desde el Lago Tagua-tagua, Cochamó, X región, Chile.

La torta Selva Negra es la torta alemana por excelencia. Su inicio se remonta al siglo XVI cuando el chocolate se había establecido en Europa. Es originaria de la ciudad del estado de Badén donde se encuentra un macizo montañoso al suroeste de Alemania, con una gran densidad forestal la que hace que los caminos sean oscuros. Su nombre nos recuerda la oscuridad y el misterio de la región conocida por sus cerezas ácidas de las que se obtiene el kirsch un destilado doble hecho con esta fruta, con el cual se remoja este pastel.

Caseta guardabosques reserva nacional Altos del Lircay, VII región, Chile.

La torta Selva Negra se labora montando 4 bizcochos de chocolates remojados con  kirsch (licor de cereza), los que se cubren con mermelada de guinda ácida y crema chantilly. Se decora con crema, canelas de chocolate y marrasquinos. La combinación de todos ingredientes dan como resultado una torta irresistible. Una buena opción para acompañar la torta puede ser un espumante, un café negro, capuccino o un submarino.


Torta Selva Negra

(1 torta 22 cm. diámetro)
Bizcocho

  • 12 huevos grandes
  • 300 g azúcar
  • 280 g harina con polvos de hornear
  • 80 g de cacao de buena calidad
Relleno

  • 100 ml. Kirsch
  • 500 g Mermelada de guinda ácida
  • 750 ml. de crema chantilly refrigerada 24 horas + 100 g azúcar
  • Canelas de Chocolate para decorar
  • Marrasquino para decorar
Precalentar el horno a temperatura media (180°C). Enmantequillar 4 moldes de 22 cm de diámetro y forrarlo con papel mantequilla.entes
Bizcocho: Batir claras a nieve, añadir el azúcar, una vez que esté disuelta incorporar las yemas y batir unos segundos más. Dejar de batir e incorporar la harina y el cacao cernido con movimientos envolventes.  Distribuir la mezcla en los 4 moldes cuidando que queden todos con la misma cantidad.
Llevarlos al horno por unos 20 minutos o hasta que al enterrar un palito en el centro, éste salga limpio y seco. Dejar enfriar. Reservar.
Montaje de la torta: Batir crema hasta que llegue a punto chantilly, agregar batiendo el azúcar y reservar.
En un bol mezclar el licor  de cerezas (kirsch) con 1/3 de taza de agua hervida (fría) y 3 cucharadas de azúcar. Remojar bien la superficie del bizcocho, cubrir con mermelada de guinda ácida y una capa de crema. Luego poner otro bizcocho encima y volver a repetir el procedimiento anterior hasta terminar las 4 capas. Finalmente cubrir toda la torta con crema, espolvorear las canelas de chocolate. Decorar la torta con rosetas de crema chantilly y sobre cada roseta poner un marrasquino. Refrigerar 24 horas antes de servir.
Tip: Para hacer las rosetas es necesario contar con una manga pastelera y una boquilla risada. Rellenar la manga con crema y hacer rosetas sobre la superficie de la torta (en sentido de como se escribe la letra E) una al lado de la otra.

Torta de Piña y Los Años 80

© Ana María Amenábar Chimenti 2013. Todos los derechos reservados, prohibida su reproducción parcial o total.

La década de los 80 fue inolvidable, especialmente porque viví toda mi adolescencia. Esa adolescente rebelde, crítica, independiente, cuestionadora que usaba las orejas como colador de la que colgaban aros, en cuello collares y de las muñecas,pulseras, era yo. Que quieren que les diga,  en esa época  cualquier cosa se podía esperar de mi, sin duda era muy ecléctica Por supuesto que no podía dejar de andar con mi clásico walkman Sony  en el que escuchaba a los idólos del momento como Madonna, Cindy Lauper, Guns and Roses, Soda Estereo, Simple Minds, U2, The Cure, Depeche Mode y muchos más los que con su su estilo atípico eran una atracción y una inspiración total.
Me encantaba ver Magnetoscopio Musical, Extrajóvenes, Candy, The Dukes of Hazzard, Los Magnícficos, Mac Gyver, El Renegado, El Lobo del Aire, Dra Queen, etc. Pero la serie que no me perdía por nada del mundo era Miami Vice, me acuerdo que la veía en la noche tomando una Free  o Tab escondida de mis papás, me pasaba el día formulando la estrategia para poder verla sin que me descubrieran.
© Ana María Amenábar Chimenti 2013. Todos los derechos reservados, prohibida su reproducción parcial o total.
Nos vestíamos con pantalones amasados anchos con colores fluor que mataban, usabamos zapatos pluma, las zapatillas North Star,Topper o Puma. Las marcas del momento eran Feroucci con su logo inconfundible (el angelito regordete rococo), Ellus, Umbralle, Marie Claire y Jorge Barros Edwards, esta última era la marca de las «niñas buenas» por decirlo de alguna manera, a mamá le encantaba, pero a mi no, sin duda, prefería algo más «Dark».
Las comidas en las casas eran muy simples y sin complicaciones. A nivel profesional se estilaba una presentación circular combinada con figuras geométricas. Se usaban las salsas espejos y gotas de colores las que contrastaban, enmarcaban y resaltaban la preparación principal del plato.

El elemento decorativo más usado durante los 80 fue la clásica roseta de cáscara de tomate… ¿Quién podría olvidarla? Era la estrella del momento sin discusión, no existía plato, bandeja de canapé, carne o fuente ensalada sin que estuviera presente, fue todo un ícono.

© Ana María Amenábar Chimenti 2013. Todos los derechos reservados, prohibida su reproducción parcial o total.

Esta torta de piña con marrasquino me hace recordar las celebraciones familiares, estaba siempre presente junto a las clásicas cáscaras de naranjas rellenas con gelatina de colores cortadas en gajos. Esta combinación de sabores y colores iban muy «ad hoc» con la moda de la época, destacándose por sus colores fuertes, llamativos y contrastantes los que no podían pasar desapercibidos, eran preparaciones muy alegres y vistosas.

El marrasquino me trasporta a los años 80 en que era la guinda de la torta de la mayoría de las preparaciones. Se usaba mucho en tragos, masas dulces, carnes y postres. Hoy lo vemos como algo poco atractivo, poco elegante y popular. Pero no hay que olvidar que fue un clásico de la época y tuvo un lugar importante dentro de la historia de la decoración de esos años.

Las tortas se remojaban con el jugo de la fruta en tarro o con jugo de naranja. Hoy pensar en remojar una torta con el jugo de la fruta en conserva es poco recomendable o más bien impensable, por el peligro que se corre, porque puede fermentar, producir bacterias y avinagrarse, pero al fin y al cabo se usaba y la torta quedaba con ese sabor único y característico.

Después de hacer esta torta me senté a comerla y quedo sólo la mitad.
Mientras escribía en mis audífonos sonaban  Simple Minds – See The Lights  y la música de Miami Vice.

Torta de Piña
(para1 bizcocho de 24 cm y 1 de 20 cm)

Bizcochuelo
9 huevos
220 g azúcar
270 g de harina con polvos cernida
Vainilla
Papel mantequilla para forrar el molde

Remojo
Jugo de la piña

Relleno 
1 l de crema
100 g de azucar
3 tarros de piña en conserva
Marrasquino estilados para decorar


Precalentar el horno a 180°C. Forrar los moldes con el papel mantequilla, reservar.

Para el Bizcochuelo: Batir las claras a nieve, agregar el azúcar,añadir las yemas y la vainilla, dejar de batir e incorporar la harina cernida con movimiento envolventes. Dividir la mezcla en los dos moldes de tal manera que queden cubiertos hasta 3/4 partes.  Llevarlos al horno y hornearlos durante 45 minutos aproximadamente o hasta que estén dorados  y al introducir un mondadientes este salga seco.

Montaje
Retirar los bizcochcuelos del horno y dejarlos enfriar. Dividirlos en 3 capas. Reservar

Batir la crema con el azúcar hasta que esté firme. Reservar.

Separar la piña del jugo y guardar el jugo Picar la mitad de la piña en trozos pequeños y reservar el resto para la decoración.

Remojar los bizcochos con el jugo de la piña, Esparcir un poco de piña picada, cubrir con crema batida cubrir con el otro bizcocho, remojar con el jugo de piña cubrir con piña picada, luego con crema y repetir este proceso hasta que terminar con los bizcochos.

Cubrir la torta con la crema que sobra,  decorar con rodajas de piña y marrasquino. Refrigerar y servir bien helada.