Restaurant Europeo

Carlos Meyer se cansó de lo que significa estar a cargo de un restaurant, especialmente uno que ha estado posicionado como lo mejor en nuestro país. Es así como en 2011 Francisco Mandiola y la familia Cisternas quedan a cargo de este buque «Europeo«.

Mandiola ha mantenido ingredientes que tradicionalmente han estado en la carta, pero con un valor agregado: todo su bagaje culinario, un profesional cosmopolita que plasma estos conocimientos en planos sumamente bien construidos, con una arquitectura moderna, sabores armoniosos y texturas impresionantes. Si bien no se destaca por su simpatía, podemos decir que la comida realmente vale la pena: todo lo que comimos estaba excelente, lo que no es una constante en los restoranes de Santiago.

Para comenzar partimos con un Tartar de Filete, condimentado «en vivo» por un garzón y una entrada de salmón ahumado donde se podía degustar este producto en tres versiones. El precio de las entradas varía de los $8.000 a $10.000 aprox.
De fondo pedimos un Asado de Tira ($18.500 aprox) elaborado en cocción lenta, que es un acierto para todo aquél amante de la carne: totalmente tierno, lleno de sabor y el puré ahumado es un complemento perfecto. También pedimos Pasta rellena de Locos con salsa de Erizos, la masa de calamar era delgadísima, el sabor del loco predominaba de manera precisa y la salsa de erizos con un suave sabor a erizo que lograba armonizar y unificar todo el plato. También probamos pasta vegetariana, presentado en una ollita de vidrio donde venía la pasta al huevo, fresca y delgada con una espuma mascarpone y un toque ácido, verduras al vapor y, como opción, puede venir con trufa rallada: delicioso, delicado, suave. Sin embargo, cuando te ofrecen la opción de agregarle trufa no te dicen que tiene un valor adicional de $9.000 aprox. También pedimos un Mero que, según el que lo comió, cada vez que se llevaba a la boca un pedazo era mejor que el otro, no dejabas de descubrir nuevos sabores y texturas.
Por último, pedimos la degustación de postres ($11.900) no dejen de pedirla, descubrirán muchos sabores, texturas y sensaciones nuevas. Fue divertido porque entre nosotras (Tita y Fran) y nuestra mamá nos transformamos en niñas chicas peleando por los dulces. Es que de verdad que estaban todos demasiado buenos!!!!!

En conclusión, podemos decir que es uno de los mejores restaurantes de Santiago. Los platos se caracterizan por su contemporaneidad, sabores, texturas, arquitectura, armonía… por ser un completo placer al paladar. El precio de los platos es alto y no nos pareció tan bien que no se diga el precio de la trufa que se agregará a un plato, que la limonada viene con una botella de agua de glaciares patagónicas o el precio del vino. Si bien es un restaurant que apunta a la elite, hoy en día son más las personas que disfrutan del buen comer y no necesariamente seamos grandes empresarios por lo que el presupuesto puede ser más acotado y se corre el riesgo de encontrarse con sorpresas en la cuenta. Por último la atención tampoco es la óptima.
Nosotros no lo hicimos, pero si han ahorrado los morlacos para una experiencia culinaria les recomendamos hacer su reserva y pedir el menú degustación ($42.000 aprox.) Consiste en siete tiempos con maridaje. Solo pudimos «mirar» a la mesa de al lado que disfrutaban de ese carnaval de platos y se veía como algo de valía la pena.
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