Fotografía Culinaria – Introducción

Estimadísimos, les cuento que mis libros han llegado y mi felicidad es máxima. Todos son bastante interesantes, las fotografías y explicaciones. Obviamente no los he leído todos porque la gracia es disfrutarlos y aprender. Así que de a poco he estado saboreando todo lo que tienen para entregar las maravillas escritas (y fotografiadas) en EEUU.
La verdad es que los primeros consejos que hacen son bastante alentadores y es que no vale la pena gastarse grandes sumas en una cámara último modelo, sino que basta con  invertir en una SLR digital (single lens reflex camera) y sacarle partido. De todos modos, con una point-and-shoot también se pueden tomar buenas fotos, en especial si tiene un modo Manual que permita «jugar» con la apertura y tiempo, aunque será más complejo definir aspectos como la profundidad al mismo grado que una SLR.
Para aprovechar al máximo la máquina, es esencial contar con el equipo complementario mínimo necesario: un trípode, quizás un lente 70-200mm, buena iluminación (una ventana), una linda superficie (una mesa o tabla y unos géneros), ganas de cocinar algo rico y creatividad para presentarlo. Mejor aún si podemos contar con difusores de luz, flash, otros lentes como un macro o tilt shift, etc.
Finalmente, una buena foto culinaria es la suma de:
1. Presentación: forma en que se presenta la comida, tanto el emplatado como la ambientación que le demos, por ejemoplo, colocar una copa, una linda servilleta, un candelabro o flores.
2. Composición: la manera en que encuadramos nuestra presentación en la cámara.
3. Iluminación: es esencial. Debemos pensar que la cámara fotográfica es luz.. etimológicamente la palabra sería algo así como «dibujar la luz». Por lo tanto, si no sabemos manejar la luz, entonces de nada valdrá nuestro esfuerzo por presentar o componer de la mejor manera. La luz es lo que nos da la claridad, la atmósfera, los contrastes, la paleta, el gesto, etc.